Charles Bukowski |
Demasiado.
Demasiado poco.
Demasiado gordo.
Demasiado delgado.
O nadie.
Extraños con caras que parecen
las espaldas de
las chinchetas.
Ejércitos corriendo por
calles ensangrentadas
blandiendo botellas de vino
disparando y violando
vírgenes.
O un viejo en una habitación barata
con una foto de Marilyn Monroe.
Hay una soledad en este mundo tan grande
que puedes verla en el lento movimiento de
las agujas del reloj.
La gente está tan harta
que se mutila
ya sea por el amor o por la falta de amor.
La gente no es buena entre sí
ninguna de ellas.
El rico no es bueno con el rico.
El pobre no es bueno con el pobre.
Tenemos miedo.
Nuestro sistema educativo nos dice
que todos podemos ser
los peces gordos ganadores
pero nos nos habla
sobre los marginados
o los suicidas.
O del miedo que pasa una persona
que agoniza en un lugar
a solas.
Las perlas se balancearán
las nubes serán nubes
y el asesino decapitará al niño
como si mordiera el cucurucho de un helado.
Demasiado.
Demasiado poco.
Demasiado gordo.
Demasiado delgado.
O nadie.
Más personas que odian que las que aman.
La gente no es buena entre sí.
Puede que si lo fueran
nuestras muertes no serían tan tristes.
Mientras tanto miro a las chicas jóvenes
a la deriva
flores de temporada.
Debe haber una manera.
Seguro que debe haber una manera que no hemos encontrado
todavía.
¿Quién puso este cerebro dentro de mi?
Llora
exige
dice que hay una oportunidad.
No dirá
"no".